Entregando Esperanza

Entrega de insumos al INSABI el 26 de junio. Foto por Alejandro Sánchez

Por Alejandro Sánchez

Publicación #10

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Dentro de la Fundación Tzu-Chi se realizan diversas acciones durante todo el año. En esta ocasión y con motivo de la situación mundial debido a la pandemia por SARS-COV 2, la Fundación dio instrucciones a sus voluntarios para idear estrategias de ayuda a los sectores más vulnerables afectados durante la situación que estamos viviendo.

Lamentablemente no estamos preparados para vivir una situación así, y no solo en mi país, si no en el resto del mundo. Por eso, considero de suma importancia el trabajo que nos encomendó realizar la Fundación.

¿Por dónde empezar? Miles de preguntas surgieron en nuestra mente. Desafortunadamente, en México, la mayoría de las familias viven al día. Entrar en cuarentena es una situación realmente difícil económicamente ya que la mayoría de las familias si no trabajan no tienen lo suficiente para comer. Por lo que el panorama se tornaba complicado y desesperante para nuestra población.

Sin embargo, para mí y mi familia lo que nos preocupaba mucho era el personal de primera línea: médicos, enfermeras, camilleros, trabajadores de hospitales, policías, el personal que trabaja en los servicios de emergencia ya que mi esposa Xóchitl es enfermera. Y debido a la falta de material y equipo de protección para atender a los pacientes, nos vimos en la necesidad de comprar equipo para que Xóchitl tuviera la protección adecuada.

Entrega al Hospital Xoco. Foto por Alejandro Sánchez

En una reunión con varios voluntarios Ken, Rodrigo, Lupillo y su esposa Perla, quien también es enfermera, comentaron que la Fundación enviaría material y equipo para ayudar a México. Al escuchar esto realmente nos emocionó muchísimo porque por el trabajo de nuestras esposas sabíamos de las necesidades que existían en los hospitales de México. Al ser trabajadoras de hospitales públicos, la carencia de material y equipo de protección es muchísima y la cantidad de pacientes que se atienden muchas ocasiones rebasa la capacidad que tiene el mismo hospital.

Entrega de donativos a una clínica pequeña y lejana de la ciudad. Foto por Alejandro Sánchez

En una reunión con diversos voluntarios de distintas áreas de la Ciudad de México y el estado de Morelos se decidió ayudar a los hospitales porque son los que más necesidad tenían en ese momento. Una vez estando todos de acuerdo y siendo aprobados por las personas correspondientes empezó una gran tarea, la cual requiere de mucha organización. Había que realizar llamadas, buscar contactos en los hospitales, recolectar información sobre el número de camas, para lo cual la comunicación y trabajo en equipo es la base fundamental, realizar las entregas en el menor tiempo posible y tomar todas las medidas de protección para no exponer a nuestros voluntarios y mucho menos a sus familias de contagiarse de esta terrible enfermedad. Al final pudimos entregar un total de 18 unidades hospitalarias en Ciudad de México y aproximadamente 3 o 4 en el estado de Morelos.

De inicio, preparamos caretas y cubrebocas para el Hospital General Dr. Gregorio Salas que es la unidad médica donde labora mi esposa. Con ayuda de Lupillo, su esposa Perla y Beatriz, otra amiga enfermera, preparamos bolsitas ecológicas donde ponían cierta cantidad de cubre bocas y escribían un mensaje de apoyo, de agradecimiento, de ánimo y de esperanza para los trabajadores del hospital.

La verdad es que es muy emocionante y me he sentido muy muy bien al llegar a los hospitales. Los médicos, las enfermeras nos reciben con lágrimas en los ojos al ver que un grupo de voluntarios representantes de la Fundación Tzu-Chi no los olvidan. Les damos apoyo para que sea más fácil realizar su trabajo y les damos palabras de aliento. Les decimos que les admiramos por el gran trabajo que realizan al exponer sus vidas y ellos agradecen con el corazón. También nosotros nos arriesgamos mucho al andar repartiendo los insumos a las unidades médicas. Pero tomamos las medidas de protección necesarias para evitar enfermarnos y es ahí donde el trabajo en equipo es sumamente importante ya que se coordinan los horarios de entrega, las personas que nos recibirán para no dar vueltas innecesarias.

Listos para salir!. Foto por Alejandro Sánchez

En lo personal, a mí me marcaron muchísimo dos entregas. La primera fue en el Hospital Xoco que no estaba previsto darle apoyo. Pero la enfermera Yoseline, a través de las redes sociales se enteró del trabajo de la Fundación, y nos pidió ayuda para su unidad. Yoseline había participado en jornadas médicas de Tzu Chi. Ella se puso a coordinar de inmediato y al siguiente día se entregó el donativo. Para nuestra sorpresa, alrededor de 20 enfermeras, 3 jefes de distintas áreas y la jefa de enfermeras del hospital junto con Yoseline ya nos esperaban, entre aplausos, porras y lágrimas. Agradecieron el trabajo tan grande que realiza la Fundación por hacer algo tan grande y noble. Todos lloramos, no esperaba que nos reciban así y mucho menos porque uno piensa que a uno no le conoce.

La segunda entrega que me emocionó mucho fue cuando acudí con Rodrigo a llevar un donativo a una pequeña clínica que quedaba lejos. Al ser pequeña, nadie se había preocupado por ellos, era la primera vez que una Fundación les visitaba y les daba un donativo. Fue muy emocionante y se nos salieron las lágrimas.
Y así innumerables cosas que decir, también viajamos al Estado de Morelos a dejar material y equipo a nuestros hermanos, para que ellos pudieran realizar entregas a las unidades médicas que más lo requirieran en su localidad.
Xóchitl y yo decidimos apoyar a la Fundación resguardando el material en nuestra casa ya que vivimos en una zona central, de fácil acceso para todos. También será más conveniente recoger los insumos para realizar las distribuciones en el futuro y al mismo tiempo ayudar a la Fundación a ahorrar, al no tener que pagar el alquiler de una bodega.

Doy las gracias infinitas primero a la Fundación Tzu-Chi por permitirme ser parte de este milagro y después a mi esposa Xóchitl y a mi hija Alicia por su apoyo incondicional, por ser mi guía y mi sostén para tomar las mejores decisiones. A mi pequeña Alicia le asigné la tarea de tomar fotografías; la mayoría de ellas son las que hemos compartido con los grupos y en las redes sociales. También agradezco a Ken, Rodrigo, enfermera Betty y la familia de Lupillo ya que gracias a sus trabajos y disposiciones hemos formado un gran equipo para la distribución y los que nos falta aún.

Utiliza buenas palabras, Ten buenos pensamientos, Haz buenas obras Y camina por el sendero correcto.

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