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La solidaridad de la Fundación Budista Tzu Chi de Taiwán dice presente en República Dominicana ante la pandemia del Covid-19

Entrega de alimentos en Higuero. Foto por Mariana Ju

Por Laura Rodríguez, Elvira Hernández, Melba Navarro

Publicación #10

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Al igual que en otras ocasiones, la mano solidaria de la Fundación Budista Tzu Chi ha dicho presente en este momento de la expansión mundial provocada por el Covid-19. Empezando desde el 14 de abril, cuando un grupo de voluntarios iniciaron las visitas a los hospitales Robert Reid Cabral, Área Quinta de Salud Pública, Francisco Moscoso Puello, Marcelino Vélez y Engombe, en los cuales, además de equipos de protección para el personal médico y enfermeras, llevaron raciones de comida vegetariana e insumos de limpieza para el personal de aseo. Además, fueron entregadas diez mil pruebas rápidas al Ministerio Salud Pública. Desde entonces no han parado.

Más recientemente fueron entregadas ayudas a los hospitales Vinicio Calventi, Salvador B. Gautier, Santo Socorro. También a los hospitales Rodolfo de la Cruz Lora, Regional Antonio Musa, en San Pedro de Macorís; Pedro Emilio de Marchena, en Bonao; Rafael J. Mañón y Juan Pablo Pina, ambos en San Cristóbal; Arístides Fiallo Cabral de La Romana. Estas últimas entregas de donaciones incluyeron ventiladores, ropa de protección, mascarillas KN-95, batas de aislamiento, guantes desechables y jabón anti-bacterial.
El objetivo de estas ayudas es contribuir un poco con esos centros hospitalarios que cuentan con menos recursos para hacer frente a la lucha contra el virus Covid-19. En varios de esos centros de salud Tzu Chi entregó orquídeas al personal médico, que con sorpresa y alegría recibió las flores donadas por un empresario allegado a la Fundación.

Donación de 10.000 pruebas rápidas a la Salud Pública. Foto por Mariana Ju

Otras contribuciones

El largo confinamiento debido a la pandemia de la COVID-19, elevó la preocupación de los voluntarios de la Fundación Tzu Chi hacia los más vulnerables, por lo que, determinados a aliviar un poco su situación, optaron por contribuir con raciones alimenticias y productos de higiene en algunas de las zonas más deprimidas. Hasta ahora han llevado cajas conteniendo productos de primera necesidad, como arroz, aceite, harina de maíz, latas de verduras, espaguetis, salsa de tomate, sal, galletas, avena, jabón, cloro, etcétera, a unas 170 familias de los empobrecidos sectores de Duquesa y Jamaica, Higüero y Vietnam de Arroyo Hondo viejo. Mientras que en la región Este del país se entregaron raciones de alimentos, para consumo durante un mes, a unas 765 familias muy pobres de al menos cuatro integrantes, en La Romana y El Seibo, así como a haitianos de esas zonas, porque no califican para los programas sociales estatales. Debemos destacar también las ayudas entregadas a los hogares de ancianos Padre Abreu en La Romana y San Francisco de Asís en Santo Domingo, a los cuales se les proporcionó mascarillas, guantes desechables, jabón desinfectante, pañales desechables y alimentos.

La pandemia también ha representado un reto para los voluntarios de la organización en todas sus sedes, que con valentía asumen el compromiso de ayudar a quienes más necesitan en estos momentos de incertidumbre.
La entidad valora el trabajo en equipo, por tal razón los voluntarios de edad avanzada, que no pueden asistir a las entregas, colaboran con su dedicación, tiempo, sugerencias o empacando las provisiones.

Entrega de insumos al departamento de Enfermería de Moscoso Puello. Foto por Mariana Ju

Educación

La situación del sector Duquesa es muy similar a la que, más de 20 años atrás, la Fundación Tzu Chi encontró en el sector Villa Hermosa de La Romana, donde lo que hoy es la Escuela Tzu Chi, construida por la Fundación luego de los estragos del huracán George en 1998, fue una vez un vertedero, un escenario de verdadera pobreza.

Esta escuela es un modelo a emular en los alrededores del vertedero de Duquesa, para implementar un proyecto de educación, concienciación del medio ambiente y recreación. Para ello se requieren personas de la misma comunidad que tengan el fervor de colaborar.

Una de las mayores preocupaciones de la líder de la Fundación Tzu Chi, la Maestra Cheng Yen, es el respeto y el manejo amigable del medio-ambiente. Por tanto, la institución promueve el cuidado del ecosistema y colabora en diferentes puntos del país, realizando diversos programas sociales.

Preservar el entorno natural es responsabilidad de todos, no solamente de las autoridades. Por eso se debe reutilizar, clasificar y reciclar los residuos sólidos, para evitar la contaminación.

Para la Fundación Tzu Chi, la crisis actual también deja lecciones claras. La pandemia nos está enseñando que debemos apreciar lo que tenemos, que, aunque el virus ha trastornado al mundo como lo conocíamos, sabemos que, por ese confinamiento de los seres humanos, el cielo está azul, el río está limpio, la montaña se ve de lejos, entre muchos detalles que reflejan que la madre tierra ha recibido un gran respiro.

La filial Tzu Chi en República Dominicana está ubicando las comunidades que necesitan ayuda, pero con la condición de que haya posibilidad de sembrar, porque no quieren que esa ayuda sea una gota de agua, sino que siga mojando.

Un mal pensamiento planta una mala semilla kármica; un buen pensamiento producirá un buen fruto kármico.

Entrega ventilador al Hospital Salvador Gautier. Foto por Mariana Ju

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