Entrega de insumos al INSABI el 26 de junio. Foto por Alejandro Sánchez
Por Marta Delgado
Publicación #10
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Quiero agradecer a nuestra querida Gran Maestra, quien muy preocupada por la pandemia, vio la forma de que los insumos lleguen a cada lugar del mundo. Seis meses después de que el virus de COVID-19 empezara a propagarse por el mundo, Tzu Chi ya distribuyó insumos a más de 75 países. En Paraguay, fuimos unos de los beneficiarios del corazón compasivo y generoso de la Maestra Cheng Yen.
Los insumos tardaron en llegar si bien fueron enviados por carga aérea. Esto se debía a la gran distancia entre China y Paraguay y a la disminución de vuelos de carga. Ya que había menos vuelos, cada vuelo tenía que hacer múltiples escalas y dar prioridad a diferentes mercaderías. Tuve que ir al aeropuerto todos los días para reclamar y pedir que nos llegue lo más pronto posible.
Mientras tanto, la situación en Paraguay empeoraba y nuestros vecinos en Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay luchaban fuertemente por controlar la pandemia. Muchos de los paraguayos viviendo en aquellos países pidieron regresar. Nuestro gobierno los permitió con la condición de que debían entrar en cuarentena en uno de los albergues designados antes de poder unirse al resto de la población. No obstante esta precaución, muchas de las personas regresando al país eran portadores del virus, incluso cuando eran asintomáticos, y los casos positivos empezaron a multiplicarse.
Nuestros hospitales no están preparados para recibir una gran cantidad de pacientes. Preocupados por el aumento de enfermos, empezamos a distribuir los insumos médicos donados por la Fundación Tzu Chi. Estas obras de amor fueron muy bien recibidas en los hospitales.
Hicimos la primera entrega de insumos el 26 de junio al Hospital Regional de Paraguay, a 62 km de la capital Asunción. Ese hospital sufría de contagio masivo ya que uno de los trabajadores del albergue, en su día de descanso, salió a hacer trámites y visitar a amigos en vez de quedarse en su casa. Se le hicieron dos hisopados, el primero salió negativo pero el segundo salió positivo. Ya para entonces, había contagiado a muchas personas y más de 600 personas tuvieron que entrar en cuarentena.
La segunda entrega la hicimos el 30 de junio al INERAN (Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente) en Asunción. Normalmente este hospital atiende a pacientes con tuberculosis y enfermedades respiratorias graves, pero ahora el gobierno lo ha designado para la atención e internación de pacientes de COVID-19. Fuimos recibidos por el director quien agradeció a Tzu Chi en nombre del hospital. Dijo que Paraguay es un país bendito y que el Buda quiere mucho a este país; agradecido por los ventiladores pulmonares BIPAP diciendo que esas máquinas iban a salvar a muchas vidas. Días más tarde, él nos envió fotos de pacientes utilizando el BIPAP. Viendo esas fotos me llené de satisfacción y me sentí felizmente útil.
Finalmente pasamos al Instituto de Medicina Tropical (IMT), una zona con cuatro hospitales grandes dedicados a enfermedades infecciosas como el SIDA, que queda al lado de INERAM. El director se sintió muy feliz con nuestra entrega. Nos explicó que ITM alberga a muchas personas muy pobres y sobre todo pacientes con SIDA, quienes son muy susceptibles a problemas respiratorios. Le entregamos un solo BIPAP, pero él nos pidió si podíamos conseguir dos más ya que el BIPAP es muy importante para los pacientes. Como todavía tenemos siete hospitales más para visitar, por ahora tratamos de distribuir equitativamente los insumos, pero estamos aprendiendo las diferentes caras de las necesidades y cómo sobrellevar los diferentes problemas.
Esta última experiencia me hizo recordar una frase de la Gran Maestra: “Aprendemos la misericordia del Buda, la sabiduría del Dharma, la autodisciplina de los monjes budistas practicando el camino del Bodhisattva entre la multitud.”
Practica la bondad constantemente mientras tengas salud; planta las semillas de la bondad para cosechar frutos de bendiciones. Así prepararás el camino hacia una vida saludable.
Aforismo de Jing Si por la Maestra Cheng Yen