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Extendiendo Nuestras Manos Para Ayudar a Otros

Traducido por el equipo de DAW  | Traducido al español por Celedina Arreguín

Publicación #12

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La vida más feliz y gratificante es una vida de dar.

Bajo el mismo cielo, en el mismo momento, hay muchas personas en diferentes países que sufren desastres y dificultades. Sin embargo, hay muchos Bodhisattvas que viajan de un lado para otro sirviendo a las personas que están sufriendo y aliviarlos de sus sufrimientos. Al entender esto, siempre debemos practicar la gratitud. Debemos estar agradecidos por nuestra propia seguridad y bienestar, y también tenemos que estar agradecidos a grupos de personas, los Bodhisattvas, que están creando bendiciones para el mundo.

Cada día, somos capaces de avanzar diligentemente en nuestro aprendizaje del Dharma en paz; por esto somos bendecidos. Mientras disfrutamos de nuestras bendiciones, no debemos olvidar la impermanencia en este mundo; el tiempo pasa con cada segundo, por lo que debemos apreciar el tiempo que tenemos, apreciar nuestras vidas, y convertirnos en personas capaces de ayudar a los demás. Tenemos la bendición de caminar por el gran camino de Tzu Chi. Aunque cada país tiene su manera de vivir única, los voluntarios de Tzu Chi en todo el mundo comparten los mismos ideales. Forman aspiraciones y hacen votos de servir a los demás con amor. Mientras brindan consuelo a las personas que sufren de pobreza y enfermedad, despiertan un amor aún mayor en sus corazones.

La pandemia de COVID 19 ha impactado enormemente a la industria y el comercio, haciendo que los pobres se vuelvan más pobres y provocando un aumento del desempleo. Los voluntarios de Tzu Chi en todos los países han estado proporcionando ayuda financiera y donando equipos de protección personal. Los voluntarios de Tzu Chi en Indonesia han distribuido alimentos y necesidades básicas a 430.000 hogares. A finales de febrero, varios empresarios colaboraron con voluntarios de Tzu Chi. Ellos reunieron este amor juntos para proveer alivio de la pobreza a más de un millón de hogares.

Mientras tanto, otras personas adineradas han convertido las celebraciones del año nuevo en eventos de caridad, transformando las festividades en oportunidades para servir a los pobres. ¡Estas personas son muy sabias! Ellos personalmente dejan atrás sus vidas brillantes y bellas para aventurarse en lugares donde las condiciones son oscuras y sucias. En sus vidas, experimentan así tanto los placeres del cielo como el sufrimiento del infierno, y al hacerlo, despierta aún más su potencial para la virtud. Estas personas son los ricos entre los ricos, cultivando tanto las bendiciones y la sabiduría en paralelo.

En África, nuestros bodhisattva-voluntarios locales han avanzado diligentemente en su aprendizaje del Dharma. Aunque no entienden chino mandarín o taiwanés, y solo pueden escuchar mis enseñanzas después de varias capas de traducción, aún así entienden lo que está en mi corazón y saben que los voluntarios de Tzu Chi deben emprender el trabajo para servir al mundo con compasión. Sus vidas son verdaderamente difíciles, pero son extremadamente ricas espiritualmente. Incluso si sus familias solo tienen un poquito de comida para sí mismos, ellos limpiarían sus despensas para ayudar a los demás. Son capaces de superar sus propias dificultades y ayudar a otros que son menos afortunados que ellos.

Ayudar a los pobres a cambiar sus vidas no es algo que solo los ricos pueden hacer, sino es algo que todos podemos hacer. Debemos convertirlo en una práctica regular, la de hacer buenas obras y servir a los demás. De esta manera naturalmente pondremos el Dharma en acción.

En Tzu Chi, todos compartimos la misma dirección, actuando en unísono. Aunque la práctica de servir a los demás es difícil, hacerlo nos trae una gran alegría porque con cada buena obra que hacemos, sentimos que también hemos contribuido. No podemos llevar a cabo estas buenas obras solos. Debemos trabajar juntos y aprovechar las fortalezas de los demás para hacerlas posible.

Cuando despertamos la bondad en los corazones de las personas, estamos enseñando lecciones de amor. Debemos utilizar todo tipo de métodos para llevar a las personas a hacer buenas obras y mantener sus contribuciones de dinero y energía para que las personas que necesiten apoyo tengan a alguien que se encargue de ellas.

Cuando todos nos cuidamos y nos ayudamos unos a otros, la sociedad se volverá naturalmente armoniosa y próspera. Cuando todos extendemos nuestras manos para beneficiar a otros, podremos crear un mundo lleno de bendiciones. Nuestro amor será inagotable, nuestra fuerza será ilimitada y nuestras bendiciones serán infinitas.

(Compilado de las enseñanzas de la Maestra Cheng Yen del 28 de febrero al 16 de marzo, 2021)

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