Cada voluntario de Tzu Chi Paraguay – Asunción, se conectó con su propio teléfono móvil para ver el evento. Foto/Marta Delgado
Escrito por Chiu
Publicación #12
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Durante las fiestas del año nuevo chino del calendario lunar que por lo regular ocurre en enero o febrero, es costumbre que los abuelos y los padres regalen a sus nietos e hijos un sobre rojo. Este sobre rojo representa bendiciones para el año entrante y dentro de éste hay dinero. Tzu Chi es una organización taiwanesa y por lo tanto observa esta tradición china. El sobre rojo que recibimos de la Maestra representa sus bendiciones para nosotros y el costo para imprimirlos proviene de los derechos de sus libros de Ching Shih (Jing Si en inglés).
En Tzu Chi, estas celebraciones empiezan en noviembre ya que voluntarios de alrededor del mundo vuelven a Taiwán para recibir directamente de la Maestra la certificación del comisionado y su bendición. A partir de marzo del 2020, muchas actividades se cancelaron debido al COVID-19. No hubo persona ni país que no fuera afectado por COVID-19. Gracias a los avances de la tecnología, la sociedad entera tuvo y pudo transformarse. Todo se convirtió en línea; tuvimos que modificar cómo vivir, cómo trabajar, cómo seguir estudiando, cómo continuar los negocios y más. En Tzu Chi nos subimos a las nubes, comenzamos a aprender más sobre el Dharma y a conectarnos en línea, y así logramos conocer a nuestros hermanos en muchos países de los 5 continentes y también de las actividades que ellos estaban haciendo.
¡Así fue como se efectuó el primer festejo del año nuevo chino en español! En 2021, en las Américas, lo celebramos el 21 de febrero. Este fue el primer año que lo celebramos en línea y posibilitó que los voluntarios, colaboradores y el público general hispanoparlante de las Américas pudieran reunirse al mismo tiempo.
El programa fue maravilloso. Pudimos aprender de los esfuerzos de nuestros hermanos latinoamericanos en sus respectivos países. Me gustó muchísimo el mensaje de la hermana Jenyffer quien compartió lo siguiente:
“Mi nombre es Jenyffer Ruiz, de Ecuador. En abril cumpliré 5 años de servicio como voluntaria en la Fundación Tzu Chi. La motivación original de ser voluntaria surgió de la oportunidad de poder ayudar a aquellos que sufrieron pérdidas durante el terremoto del 2016 en Ecuador.
Sin embargo, a lo largo de los años aprendiendo las enseñanzas de La Maestra, esa motivación ha ido profundizando y poco a poco me he dado cuenta que la misión no solamente es de aliviar las necesidades económicas de las personas que sufren si no que va más allá de esto.
La misión de cambiar el mundo puede sonar como algo un poco idealista, algo que suena bonito cuando lo decimos pero en la práctica es imposible de conseguir. Sin embargo, también sabemos que 55 años atrás La Maestra empezó solo con una motivación, la del Gran Amor. Esto fue suficiente para Ella. En estos 55 años gracias a la gran compasión y el Gran Amor de la Gran Maestra, millones de personas han podido aliviar su dolor en momentos difíciles. La misión es “cambiar el chip”, enseñar a las personas a ser solidarias, a descubrir su naturaleza intrínseca de bondad, compasión y sabiduría. Lo que la Gran Maestra ha logrado en estos 55 años es un claro ejemplo de que cambiar el mundo no solamente no es imposible sino necesario y que lo único que necesitamos para hacerlo es un Amor sincero. La pandemia nos ha dejado una gran lección: no podemos esperar más. Si no es ahora, ¿cuándo? Si no soy yo, ¿quién?”
Concuerdo totalmente con la hermana Jenyffer. No hay mejor momento que ahora para tomar una acción o para hacer un cambio. Tomemos las enseñanzas de la Maestra en nuestros corazones, pongamos en marcha, y llenemos nuestras comunidades con amor.
Una resolución debe expresarse con acciones, no con palabras.
Aforismo de Jing Si por la Maestra Cheng Yen