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La Maestra siempre usa metáforas o parábolas para enseñarnos e inspirarnos a tomar acciones. Como hace normalmente todos los años durante las celebraciones del año lunar chino, nos recuerda que las frases por las cuales tenemos que encaminar este año son: “ser vegetariano, proteger toda forma de vida, trabajar con diligencia para crear bendiciones; juntos esparcir la bondad y el amor y marchar con fe y determinación en el camino del Bodhisattva”.
Ella dice que los voluntarios de Tzu Chi son como luciérnagas, somos esas chispas de luz en la penumbra. Desde Nicaragua hasta Chile, desde Zimbabue hasta Estados Unidos, y ahora, desde cada rincón de este planeta, todos estamos trabajando juntos para recaudar fondos y rezar por el cese de fuego, por un fin a la actividad militar en Ucrania.
La Maestra nos implora que debemos aprovechar cada segundo de nuestras vidas para hacer el bien. Ella misma nos dice que con el pasar de cada año, especialmente durante estos dos últimos, siente más el peso de la edad. Cuando visita las diferentes localidades de Tzu Chi en Taiwán, muchas veces ha dicho que le cuesta más tomar cada paso. Ella incita a todos los voluntarios a reunir a más luciérnagas porque sólo con el amor vamos a poder cambiar la negatividad de este mundo actual. ¡Seamos esas luces iluminando en la oscuridad!