Ceremonia de Gratitud en Managua

Por Eduardo López Trejos

Publicación #14

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Es el tercer año en Nicaragua que se celebra esta ceremonia tan solemne. La hermana Christine Lin nos comunica las enseñanzas impartidas por la Gran Maestra Cheng Yen y nos guía a través de estos preceptos y principios fundamentales. Un enfoque primordial del 2022 es ser luz en este mundo, tomando el ejemplo de las luciérnagas que brillan por su propia luz que es así como somos, pero cuando juntamos nuestras fuerzas vamos a poder alcanzar a muchas más personas

El impacto mayor para nuestros voluntarios sobre la ceremonia es saber qué Tzu Chi está por todo el mundo y que somos parte de esta gran familia. Nicaragua es un país golpeado por diferentes motivos y razones, pero la verdad es que las personas tienen una gran disponibilidad. Tal vez somos una pequeña parte, pero tenemos el poder de un volcán para alcanzar lo más que se pueda: transmitir el mensaje de amor, y de compasión al más necesitado.

En el año 2021 fue un año de nuevos retos para todos los voluntarios de Tzu Chi.  
Nuestra mayor preocupación era saber cómo tener más voluntarios para llegar y retener a más personas, también poder concientizar la urgencia existente del COVID-19. Poder sembrar la semilla de amor, de la importancia del vegetarianismo en nuestra vida y la vida de los demás, todas estas inquietudes surgieron al inicio del año.  
Luego recibimos instrucciones de la hermana Christine Lee, para ver cómo trabajar y ayudar a las comunidades más pobres, sobre todo, cómo se pueda sembrar la semilla de la bondad amorosa, la compasión, la alegría y generosidad desinteresada, también conocida en Tzu Chi como las cuatro mentes infinitas. Así iniciamos por primera vez los desarrollos comunitarios dividido en comida caliente a niños, comida caliente para adultos y limpieza de la comunidad, invitando a las familias y vecinos a ser parte del voluntariado comunitario.  

Pero dentro de estas actividades logramos encontrar familias, historias que nos marca el alma. En lo personal, quisiera hacer retomar la historia de Josefa.  

Ella vivía con su esposo, que tenía cáncer de próstata, pero con el tiempo empeoró. Desafortunadamente tuvo una caída y en menos de una semana falleció. Pero el punto de todo esto fue cuando visitamos a Josefa. Se comunicó al líder comunitario lo que encontramos, y luego los voluntarios más cercanos llegaron a la casa de Josefa para hacer limpieza en su casa, compartir con ella un tiempo o una tarde completa y ordenar su patio. Esto fue algo que me llenó mucho el corazón porque fue una iniciativa propia de ellos, solo me enviaron las fotos; para mí fue impactante la reacción de la comunidad de voluntarios.  

Por otra parte, saber que dentro de nuestra sociedad hay personas que quieren luchar para seguir adelante.

En otra ocasión, durante la visita de nuestra comisionada de Nicaragua, nuestra hermana Christine encontramos un joven en la zona oeste de la basurera. Se le preguntó:  
¿Quieres cambiar tus condiciones de vida y quieres estudiar? Cuando este joven dio su respuesta, fue un Sí profundo y sincero, el cual conmovió mi corazón. Muchas veces damos una respuesta de un “Sí” superficial, pero yo sentí este sí con sinceridad.  

Quiero agradecer de manera personal durante estos tres años de trabajo desde 2019 a la fecha, a cada uno de los voluntarios que han permanecidos con nosotros, a los voluntarios que por otros motivos no están con nosotros hoy en día, pero los llevamos en nuestra mente, corazón y oraciones, a ellos y su familia. Por ser parte de esta familia, la puerta de Tzu Chi siempre estará abierta para ellos.

Mi vida ha cambiado para siempre desde que empecé a vivir los principios de Tzu Chi. Este año, la Maestra Cheng Yen ha solicitado: “Llegar a más personas con buen corazón, lleno y enfocado en las cuatro mentes infinitas”. Consumiendo una dieta vegetariana día a día, poder hacer buenas obras no solo en las actividades de Tzu Chi, sino más bien en todo tiempo y todo lugar. Porque si en este mundo conseguimos tener más mentes y corazones dispuestos, sería bueno para este mundo tan congestionado de odio y rabia.  

Tzu Chi nos enseña que nosotros los de Nicaragua podemos cambiar el odio por el amor y el bien por el mal. Cada paquete de alimentos, cada mascarilla, cada plato de comida, incluye nuestro trabajo, esfuerzo, amor, constancia, sacrificio, y sobre todo toneladas de bondad y millones de esperanza. El trabajo de Tzu Chi en Nicaragua es demostrar lo gran bondadoso que es este pueblo tan dañado y sufrido, pero que posee un gran corazón. Aún desde el pobre más pobre salen las semillas de bondad y caridad.

Estoy agradecido por la oportunidad de crecer en estos últimos 3 años de trabajo. Las enseñanzas compartidas por medio del Dharma quedarán escritas en el alma para ponerlas en práctica en el camino de esta vida. Para ser voluntario de Tzu Chi no es necesario llevar un chaleco todo el tiempo de nuestra vida, es llevar el conocimiento de la enseñanza del Dharma para siempre y poder ser mejor persona que ayer por medio del servicio al más necesitado.  

Kyle, un estudiante taiwanés que vive en Polonia, reúne a otros voluntarios para brindar ayuda. Foto/Tzu Chi Polonia

A continuación, el doctor Luis Matamoros compartirá su experiencia

Saludos Hermanos voluntarios de Tzu Chi. Soy el Dr. Luis Matamoros, soy voluntario de esta Fundación desde el año 2020. Es un gran honor poder compartir con ustedes en esta ceremonia de gratitud.  

Cumpliendo mi labor como voluntario médico de la Fundación, he podido participar en numerosas ocasiones de las actividades de obras sociales desarrolladas por la Fundación y de las personas más necesitadas y vulnerables.  

Esto me ha ayudado a ver las condiciones y necesidades que pasan ciertas personas en nuestro país, a apreciar lo poco o mucho que tenemos, y dar gracias por todas las bendiciones como es el estar sanos, el poder respirar y poder compartir con nuestros seres queridos.  

A través de las diversas actividades desarrolladas he podido observar personas con escasos recursos y que viven en condiciones precarias. Sin embargo, lo más asombroso es que siempre tienen una sonrisa en su cara y están dispuestos a ayudar y compartir con los demás lo poco que tienen. Con esto nos podemos dar cuenta que la verdadera felicidad se mide por el amor, y no por las posesiones que uno tiene. Si bien no tienen posesiones, estas personas sí tienen un gran corazón.  

En las visitas médicas, he podido observar ciertos casos muy impresionantes que me han impactado el corazón. Uno de estos fue un caso de un paciente en San Rafael con cáncer de piel. Lo más admirable es la actitud de estas personas de seguir luchando y tratar de salir adelante a pesar de las adversidades.  

Los invito a que continuemos participando como voluntarios en las diversas actividades que la Fundación tenga planeadas para el beneficio de los más necesitados. Recordemos que “una persona con el corazón generoso y compasivo por todo los seres lleva una vida llena de bendiciones”.  

Tengan un excelente día, y espero disfrutemos todos de esta ceremonia. 

Y la tercera persona que compartirá hoy es la hermana Mariana Aguirre

¡Buenos días! Mi nombre es Mariana Aguirre. Soy voluntaria en Villa Guadalupe. Llevo tres años con la Fundación Tzu Chi en Nicaragua. Es un gusto trabajar con la Fundación. En el año de estar trabajando en Villa Guadalupe, he visitado a los adultos mayores quienes carecen de muchas cosas y sufren de problemas clínicos. En cada momento de este año trabajamos fuertemente para crear una lista para las personas más necesitadas. Ví miles de necesidades; pero a pesar de las carencias físicas, lo que traspasa es el calor humano.
Yo, con los voluntarios locales, logramos visitar casa a casa y conocer a cada una de las familias que se les entregó paquetes de alimentos. Fue triste y complicado ver cómo los niños crecen en un mundo hostil que está lleno de odio, maldad y drogas, en una atmósfera carente de amor y  caridad.  

Cuando llegamos con comida caliente a los ancianos, nos reconocen como voluntarios de Tzu Chi. Yo he compartido más que tiempo. En ese momento de dar mi tiempo, Tzu Chi me ayuda a crecer como ser humano por medio del servicio. 
Algo que me llama mucho la atención es el tiempo de desarrollo comunitario para los adultos mayores. Francisco, de 93 años, vive cerca de la casa de la pastora María en el cerro de la Villa Guadalupe. Es un área del cerro empinado para un anciano. Él vive solo en una casa de tabla y anda casa por casa en diferentes días para poder recibir un plato de comida. Este señor es débil físicamente. Cuando nosotros le entregamos un plato de comida, él nos dijo: gracias por quitarme el hambre.

Nosotros, como voluntarios, tenemos la oportunidad de quitar el hambre, y el miedo de la soledad con un abrazo. También tenemos la oportunidad de ser un mejor ser humano. El limpiar las casas de los necesitados me hace sentir bien y me ayuda a ser una mejor persona. Esto es Tzu Chi, es ser mejor persona cada día y mejorar; tener un crecimiento más fuerte en nuestro corazón; ser bondadosa es el éxito de mi vida, como madre, hija, y voluntaria de villa Guadalupe durante este último año. El poder estar en el momento justo para saciar el hambre de un anciano, y poder ser ángeles que puedan ministrar por medio de las enseñanzas, es nuestro ejemplo como voluntarios aquí en Nicaragua.

Una resolución debe expresarse con acciones, no con palabras

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