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En el 2018 fui diagnosticado con dos tumores cancerígenos en el estómago. Por suerte se logró tratar de una manera rápida y por medio de una cirugía no tan evasiva. Los médicos en Costa Rica me comentaron que los tumores se producen por motivo de consumo de carne y también son congénitos. La mayoría de mi familia paterna ha muerto de este tema. Pero por suerte logré tratar a tiempo.
Una de las cosas principales era dejar de comer carnes. Pasó el año y no me sentía con voluntad completa en dejar de consumir la carne y sentía que no podía, pero sabía que si seguía consumiendo podía producir más tumores y también el agrandamiento de estos. Pasé con mucho dolor tanto físico como mental ese tiempo. Cuando logré ser parte del voluntariado de Tzu Chi, mi mente cambió porque ví que las personas eran saludables, energéticas y felices. Una de las motivaciones más grandes fue las capacitaciones de Latinoamérica. Estos cursos dieron énfasis al respeto a la vida, especialmente cuando cambiamos nuestra dieta al vegetarianismo. Al ser vegetarianos, estamos contribuyendo al bienestar de nuestro planeta en el cual venimos infligiendo mucho daño con nuestros insaciables consumos. Pero sobre todo, el amor que transmite el mensaje de la Maestra Cheng Yen penetra profundamente en mi corazón. Y me pregunté: ¿Qué estoy haciendo por mi vida? ¿Qué estoy haciendo para las generaciones futuras? ¿Qué tipo de ser humano soy que no respeto la vida?
Una de las maneras que puedo respetar la vida es por medio de mi ejemplo y mi desobediencia. La falta de conciencia con este tema me puso a reflexionar. Por lo tanto, después de esa capacitación tomé la meta de no comer carne en el año 2019 por tres meses. Luego por otros tres meses más. En diciembre de ese mismo año, tomé el voto de no comer carne por 12 meses. En el año 2020 tomé otro voto de otros 12 meses. Así también escuchando los mensajes de la Maestra logré adquirir más conocimiento. Con los programas que tiene Tzu Chi, fue tomando forma mi nueva vida como vegetariano. En Nicaragua es complicado llevar esta calidad de vida porque no es normal. Desde mi familia hasta mis amigos, les explico las razones tanto físicas, mentales y espirituales. Me sentía bien.
El vegetarianismo no es una moda. Es un cambio de vida por el cual en cada paso que uno toma, uno empieza a comprender que el dejar de consumir carne puede cambiar generaciones completas. Además de ayudar a oxigenar esta tierra que ha cargado nuestra existencia, podemos ser parte de un movimiento que salva la vida, que respeta la vida, y que ama la vida.
Eso es un gran privilegio. La Maestra mencionó estas palabras: “La persona compasiva y generosa con todos los seres lleva la vida más dichosa”.
En junio del 2021 tomé una segunda cirugía donde también se esperaba encontrar una respuesta más clara ya que transcurrieron 20 meses desde que dejé de consumir carne. La sorpresa fue que mi estómago estaba limpio comparado con los exámenes de años anteriores; mi recuperación fue más rápida que la anterior, mi energía nunca paró. Recuerdo muy bien ese día: desperté en el hospital siendo la única persona vegetariana en la sala previa a la cirugía, miré a tres personas con rostro tristes porque tenían temor a ingresar a la sala de operación. Pero yo no, poseía una certeza que mi salud estaba fuerte para tolerar esa cirugía y que los resultados serían a mi favor. Pero es certeza de paz interior, debido a las enseñanzas de la Maestra Cheng Yen. Cuando Ella comparte su sabiduría por medio del Dharma y también por medio de los aforismos en español, Ella brinda una certeza completa que al final da paz y confianza. Al salir de la cirugía, no podía hablar, pero lo primero que pensé: ¿estaré bien para regresar a trabajar con los voluntarios de Nicaragua? Fue la primera pregunta que me hice. Al final el médico me explicó que la operación fue un éxito, gracias al compromiso y empeño de mantener una dieta cero de carne. La extracción de los tumores fue tan fácil porque no crecieron más. Siempre se encuentra la teoría de que al ser vegetariano uno no puede llevar una vida normal. Pero la verdad es que no, la vida del vegetariano es una vida llena de energía y ánimo. Durante este tiempo nadaba tres veces por semanas, 800 metros en cada visita, hacía ciclismo 4 veces por semana, y sobre todo llevaba una vida normal.
Tzu Chi cambia vida y corazones en este tiempo por medio del respeto a la vida, por medio del ejemplo y servicio al más necesitado, y por medio al autocontrol en nuestras vidas. Tzu Chi es un cambio de vida y de espíritu para el bien y la eternidad. Hoy como cristiano y como miembro de una iglesia que nos enseña que nuestras acciones en esta tierra marcarán el destino de mi vida por la eternidad, haciendo este principio en mi vida, mi cambio de no consumir carne llegará hacer un impacto positivo en vida por la eternidad.