En septiembre, los voluntarios de la Fundación Tzu Chi de EE. UU. estaban ocupados preparando paquetes de necesidades básicas para refugiados de Afganistán que acaban de llegar a los EE.UU.
Por La Fundación Budista Tzu Chi
Publicación #14
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Un hogar es un hogar. ¿Pero qué pasa cuando el hogar ya no existe?, ¿cómo se sienten los refugiados y cuáles son sus necesidades? A fines de agosto, una cantidad de afganos llegaron salvos a los EE. UU. con la ayuda de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y fueron temporalmente trasladados a estados como Wisconsin, Virginia Occidental y Texas. Los voluntarios de Tzu Chi han preparado cuidadosamente paquetes para los refugiados afganos recién llegados.
La sede central de Tzu Chi recibió una invitación para trabajar con la ONU y el gobierno federal para proveer asistencia a estos refugiados. Tzu Chi aprovechó la oportunidad para proporcionar una asistencia inicial de 1.000 paquetes que incluyeron artículos diarios de primera necesidad. En septiembre, muchos voluntarios estaban ocupados empacando estos 1.000 paquetes para enviar al primer grupo de refugiados afganos en Wisconsin.
El voluntario Curtis Hsing dijo: “Cada bolsa de distribución contendrá una manta, una bufanda y un botiquín familiar de primeros auxilios. También incluirá la revista mensual Tzu Chi, así como palabras de bendición de la Maestra y los buenos deseos de los voluntarios del mundo entero”. En el sobre se incluirán tarjetas hechas por estudiantes de la Academia Tzu Chi, dando la bienvenida a los refugiados y saludándose como si fueran familia y amigos.
En el mundo, mucha gente está sufriendo. Los voluntarios de Tzu Chi siempre encuentran formas de aliviar su sufrimiento. Este sufrimiento es el resultado de desastres naturales o provocados por el egoísmo o negligencia del ser humano. Los elementos de la naturaleza se han desequilibrado. No solo ha crecido mucho la población mundial, sino que la gente tiene pensamientos complicados debido a sus deseos y a su ignorancia. Para construir un mundo mejor, tenemos que seguir trabajando sin cesar, por el bien común y trabajar duro por la paz mundial.
Una mente pacífica es una bendición. Una capacidad para trabajar es una bendición. La felicidad es una bendición. Una mente tolerante es también una bendición
Aforismo de Jing Si por la Maestra Cheng Yen