Traducido y compilado al inglés por el equipo de Dharma like Water | Traducido al español por M. Carolina Saheli
Publicación #15
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Escuché el sonido del canto durante la peregrinación de la reverencia desde lejos. La gente es diligente y reverente en cada paso del camino. Como practicantes budistas, comenzamos como seres ordinarios y practicamos diligentemente el Camino del Bodhisattva con el objetivo final de alcanzar la budeidad. Como practicante bodhisattva, lo primero es comprender el estado en el que nos encontramos actualmente.
Los seres ordinarios viven en un mundo mundano lleno de polvo. Ese “polvo” puede cubrir nuestra verdadera naturaleza y mantenernos en un estado de ignorancia. Si no limpiamos el suelo de nuestras mentes regularmente, “cuando soplen ráfagas de ignorancia” el polvo volará alto. Entonces no podremos ver las cosas frente a nosotros con claridad. Esta es la mente de los seres ordinarios.
En la mente de los seres ordinarios, ¿cómo evitamos que estas “ráfagas de ignorancia” levanten el polvo? Cuando nos dedicamos seriamente a la práctica espiritual, podemos llegar al punto en que cuando sople el viento, lo sentiremos como una suave brisa. Por lo tanto, debemos limpiar diligentemente nuestras mentes con regularidad para que no haya polvo en ellas. De esta manera, incluso cuando sople el viento, nos sentiremos frescos, felices y tranquilos.
Por el mismo principio, mientras participamos reverente y conscientemente en la peregrinación de la reverencia, mantenemos al Buda en nuestras mentes. Cantamos el nombre del Buda y nos inclinamos cada pocos pasos del camino. Aunque el camino es largo, todavía somos diligentes y estamos llenos de alegría. Esta es la alegría del Dharma.
Así es el Camino del Bodhisattva; debemos dar de nosotros mismos conscientemente. Las personas necesitadas y las personas que dan o sirven a los demás reciben algo. Las personas necesitadas reciben cosas que no tienen. Ayudamos a los pobres para que ya no sientan hambre y les proporcionamos ropa para que estén cálidos. Esto es lo que damos. ¿Qué pasa con las personas que dan? Cuando ponemos las cosas en manos de los necesitados, sentimos paz en nuestros corazones. Sabiendo que estas personas ya no tienen hambre ni sienten frío, nos sentimos libres y tranquilos. Esta sensación de estar libres y tranquilos es lo mismo que estar lleno de alegría del Dharma. Este es el Camino del Bodhisattva.
Cuando damos, debemos de dar de corazón. Al dar, crearemos bendiciones y nuestros corazones se sienten a gusto. En el Camino del Bodhisattva, solo cuando no esperamos nada a cambio podemos recibir “verdaderas bendiciones”. Algunas personas se unen a la peregrinación en búsqueda de bendiciones, pero sin dar de nosotros, ¿cómo podemos lograr bendiciones? Debemos dar de nosotros mismos y cuando lo hagamos, obtendremos bendiciones de forma natural. El progreso diligente es uno de los objetivos del aprendizaje de las enseñanzas del Buda. A medida que nos dedicamos a la cultivación espiritual, alcanzamos la sabiduría; en el proceso también estamos creando bendiciones. De esta manera estamos cultivando tanto bendiciones como sabiduría.
Nuestra meta es ser Bodhisattvas Vivientes. Como practicantes budistas, debemos de dar. Al igual que la peregrinación de veneración, respetamos desde nuestro primer paso hasta que entramos al campo de entrenamiento del Bodhisattva. El centro de práctica espiritual de la contemplación en silencio (Jing Si) es nuestro hogar. Cuando todos se ocupen del centro de práctica espiritual de Jing Si, la escuela de budismo Tzu Chi se abrirá ampliamente. Con una contemplación en silencio, alcanzamos la sabiduría y con Tzu Chi, cultivamos bendiciones.
Al aprender las enseñanzas del Buda, debemos de entender el concepto de impermanencia. Aquellos que entienden el concepto de la impermanencia practicarán diligentemente todos los días. Todos los días, cuando abro los ojos, mi primer pensamiento es: “estoy agradecida”. Estoy agradecida de que después de que la noche haya pasado, aun puedo mover mis manos y pies cuando abro los ojos, y que estoy completamente consciente y todavía llena de fuerzas. Mi segundo pensamiento es el querer ayudar a los seres sintientes de este mundo. Nuestro valor de vivir en este mundo proviene de beneficiar a los seres sintientes. Primero, es expresar mi gratitud, luego hacer un voto de vivir una vida llena de valor, y de aprovechar las causas y condiciones para servir a este mundo. Esto es en lo que trabajo todos los días. Cuando abro mis ojos, doy lugar a la reverencia y la gratitud, y hago un voto: prometo cuidar de mi mente constantemente.
En nuestras vidas, es como estar a la deriva de un vasto mar. Sin embargo, los voluntarios de Tzu Chi son extremadamente bendecidos, ya que pueden viajar en el mismo barco de compasión del Dharma. El barco de la compasión no solo nos lleva a salvo del vasto y turbulento mar, sino que también nos lleva a ayudar y a liberar a otros en este vasto mar. Nuestro corazón es uno de gran compasión, y nuestro voto es andar por el Camino del Bodhisattva y compartir la misma aspiración de entregar ampliamente a los seres sintientes. Sinceramente doy mis bendiciones y espero que todos puedan cultivar tanto las bendiciones como la sabiduría.
Compilado de las enseñanzas de la Maestra de Dharma Cheng Yen en la peregrinación de reverencia de voluntarios del 27 al 30 de marzo de 2022.