Voluntarios de Tzu Chi acompañaron a Juan (derecha) a asistir a un evento ecuatoriano que se realizó con la Brigada de Esperanza NY. Foto/Voluntario de Tzu Chi
Escrito por JuanMa Bonilla
Publicación #15
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Un accidente inesperado
Los voluntarios de Tzu Chi hacen todo lo posible por comprender a las personas a las que ayudan, para que puedan salir adelante, recuperar su estabilidad y continúen compartiendo el mensaje de compasión, amor y solidaridad hacia los demás. Al dar apoyo a las personas con necesidad, muchos voluntarios se encuentran con casos de individuos que inspiran, y el caso de Juan Carlos es un muy buen ejemplo. Juan Carlos perdió su pierna en un accidente y, a pesar de todo, sigue manteniendo la esperanza que lo mantiene enfocado en alcanzar sus metas y valerse por sí mismo. Con la ayuda por parte de Tzu Chi y todas las personas que lo rodean, Juan quiere seguir luchando para salir adelante.
Ahí ya me la amputaron. Desde entonces, gracias a Dios, siempre tengo la fuerza y voluntad que Dios me da y trato de seguir adelante.
Juan Carlos
Beneficiario de Tzu Chi
Era un viernes 31 de enero del año 2020, Juan Carlos y sus colegas salían del trabajo al mediodía y se dirigían a un restaurante ecuatoriano para almorzar y disfrutar de la tarde. Después de unas horas, Juan se despide y llega a una parada de tren en Wyco, Nueva York, donde tomaría la ruta que lo llevaría a su casa. Pero, desafortunadamente, Juan no volvió a su casa esa noche y se despertó al día siguiente en el Hospital Bellevue en Nueva York. Desubicado y sin poder recordar lo que sucedió, Juan se dió cuenta de que estaba rodeado de instrumentos de metal que los médicos habían utilizado para salvar su pierna después de la lesión que sufrió en un accidente.
El domingo 2 de febrero del 2020, los doctores le dieron dos opciones: “Me dijeron que tenía que decidir, o la pierna o mi vida.” Era evidente que los médicos no podían salvarle la pierna y lentamente la lesión le estaba afectando su salud. Después de comunicarse con su familia por medio de una videollamada y contarles lo sucedido, decidió que le amputaran la pierna. Hasta el día de hoy, Juan no conoce completamente la causa de su accidente en la estación de tren. Él no logra recordar nada de lo que sucedió y las autoridades aún no han mostrado el video de lo que pasó ese día.
Un antes y un después
Juan Carlos proviene de Ecuador y llegó a Nueva York en el 2019 dispuesto a darle una mejor vida a su familia. Afortunadamente, pronto consiguió un trabajo como pintor de casas y gracias a que contaba con 10 años de experiencia como electricista logró también trabajar como tal. Desde el principio, Juan ha sido una persona muy trabajadora que busca proveer a su familia y sueña con un día poder reunirse con ellos y vivir tranquilos.
Aunque perder una pierna ha complicado la vida de Juan, no deja que su situación lo abrume. Tiene mucha fe en que lo que le ha sucedido tiene un propósito en la vida, que proviene de Dios y que posiblemente es para que algún día su historia pueda ayudar a otros. Juan reconoce que debe hacer las cosas más lentamente y se ha caído varias veces tratando de movilizarse. Sin embargo, ha podido mantener la normalidad en la mayor parte de su vida cotidiana a pesar de las circunstancias. Pero, debido a la naturaleza de su trabajo, y tener que acostumbrarse a vivir con una prótesis, ha sido difícil volver a trabajar como lo hacía antes.
Un camino lleno de bendiciones
Juan dice que ha sido bendecido con el apoyo de gente buena desde que perdió su pierna. Las personas que lo atendieron en el hospital fueron muy amables y le salvaron la vida. Luego, conoció a un grupo de amputados cuando estuvo en el hospital que al igual que él, perdieron una parte de sus cuerpos, y pudo apoyarse mucho con ellos creando un vínculo especial. Gracias a este grupo de personas, Juan consiguió una prótesis e inició su terapia para aprender a caminar con este aparato. Juan vivió un mes y medio en el hospital mientras se recuperaba completamente ya que tuvieron que realizarle varias operaciones. Luego, conoció a la Jueza Carmen Velasquez y al Sr. Conde Cabrera líderes de la Brigada de Esperanza NY quienes se pusieron en contacto con él. Esta organización sin fines de lucro en Nueva York ayuda a alimentar a los necesitados, muchos de ellos de origen latinoamericano. Dentro de la Brigada, Juan encontró una familia que le brindó mucha ayuda en sus momentos más difíciles y ahora se ha convertido en un voluntario también. Todos los sábados el grupo de la Brigada de Esperanza NY se reúne para realizar distribuciones de comida y Juan nunca se pierde estas reuniones.
Yo me siento bien con esa gente, con todos los voluntarios que están ahí y me siento bien conmigo mismo, por ejemplo en la Brigada, hay mucha gente, muchos voluntarios que ya me tratan como familia.
Juan Carlos
Beneficiario de Tzu Chi
La Jueza Velasquez y el señor Cabrera quisieron ayudar aún más a Juan y lograron ponerlo en contacto con voluntarios de La Fundación Budista Tzu Chi, quienes también abrieron sus puertas para brindarle ayuda. Sansan Jiang y David Hong, dos voluntarios de Tzu Chi han tomado el caso de Juan y se encargan de ayudarle directamente en estos momentos difíciles. Sansan llega cada mes a entregarle tarjetas de débito prepagadas y alimentos a Juan. Ella no habla español, pero se apoya de David—muchas veces por videollamada—quien toma el rol de intérprete. Por otro lado, David ha acompañado a Juan a citas médicas para ayudarle como intérprete y brindarle apoyo con su recuperación. Juan se siente muy apoyado por todos, “Me siento muy agradecido porque no me hace falta comida”. Tzu Chi mantiene contacto regular con Juan y se ha estado haciendo lo posible por ayudarlo a estabilizarse de nuevo.
Recientemente, Juan pasó el examen de manejo teórico para sacar la licencia y tener la oportunidad de trabajar para poder salir adelante poco a poco. Ya con el exámen teórico completo solo le falta hacer el examen práctico, sin embargo, necesitaba invertir dinero en clases para poder lograr su objetivo. Al ver su esfuerzo y determinación, varios colegas de la Brigada de Esperanza NY lo pusieron en contacto con otra voluntaria de la organización, Romana, quien resultó ser maestra de manejo. Ella le ha ayudado con clases gratuitas para que llegue un día a completar el exámen práctico que le falta. Por otro lado, Sansan (la voluntaria de Tzu Chi liderando el caso de Juan) ha estado tratando de encontrar un auto usado para que Juan pueda conducir profesionalmente.
Juan, es una persona con muchas ganas de salir adelante. Él dice que una de las razones por la cual quiere sobresalir es para que toda la gente que le ha ayudado vea que esa ayuda ha valido la pena. Juan dice, “En el hospital me trataron muy bien, hasta ahora me siguen tratando bien. Yo solo le agradezco a Dios por toda la gente que me pone en el camino, a la jueza, Tzu Chi y toda la gente que voy conociendo, siempre me dan la mano.” Gracias al apoyo de la Brigada de Esperanza NY, Tzu Chi y de Dios, Juan se anima a luchar cada día sin mirar atrás. Él espera poder seguir ayudando a la gente como voluntario, ir a la iglesia sin falta y poder vivir tranquilamente.