Voluntarios de Tzu Chi en el norte de California viajan a la comunidad de Concow, para entregar calurosos regalos a los sobrevivientes de Camp Fire que ahora tienen un nuevo hogar. Foto/Changming Rong.
Adaptado al español por José Beltrán Contreras
Publicación #15
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El devastador incendio de Camp Fire del 8 de noviembre de 2018 mostró la resiliencia de las distintas comunidades del condado de Butte, que con la generosa ayuda de voluntarios y una serie de organizaciones, incluyendo Tzu Chi USA, demostraron que la compasión es contagiosacuando hay amor puro y deseos de ayudar a otros.
El fuego provocó la dolorosa muerte de 85 personas y arrasó con 62,052 hectáreas y 18,804 estructuras, convirtiéndose en el incendio más mortífero y destructivo en la historia de California. Por ello, Tzu Chi USA lanzó de inmediato su campaña Hope Heals para apoyar a 10,000 familias afectadas con tarjetas de débito prepagadas, mantas ecológicas y bufandas.
Con la grandeza de su corazón, los voluntarios de la organización siguieron el ejemplo de la Venerable Maestra Cheng Yen, quien nos enseñó que “el amor que uno recibe es tan grande como el amor que uno da”.
Conscientes de las apremiantes necesidades de los habitantes de Concow, Tzu Chi Región Noroeste, Tzu Chi Chico, el Equipo de Manejo de Casos de Desastres de Tzu Chi, Camp Fire Collaborative y Mennonite Disaster Relief empezaron a reunir los fondos y a trabajar en la logística para conseguir casas prefabricadas para los supervivientes de Camp Fire.
El amor reina sobre todo
El complejo proceso para que algunos sobrevivientes de Camp Fire regresaran a un hogar resume bien las extraordinarias palabras de la Venerable Maestra Cheng Yen, fundadora y guía espiritual de la Fundación Tzu Chi quien nos da una profunda lección para los momentos difíciles: “Nunca pierdas el coraje. Nunca pierdas la fe. Nada en este mundo es imposible cuando estás determinado”.
Tzu Chi USA y demás organizaciones que participaron en el proceso de entrega de casas fueron la muestra de que las enseñanzas de la Maestra Cheng Yen son extraordinariamente útiles aún en momentos de incertidumbre.
Desde aquel fatídico 8 de noviembre de 2018, Tzu Chi USA desplegó acciones humanitarias a corto, mediano y largo plazo. Pero en ese lapso, nuevos incendios forestales golpearon el condado de Butte, lo que obligó a la evacuación de los residentes del área. Además, en este tiempo se registraron las etapas más críticas de la pandemia de COVID-19.
Esta crítica situación obligó a hacer una pausa en los esfuerzos de construcción de casas, ya que como explica Baba Kauna Mujamal, quien es administrador de Casos de Desastre en Tzu Chi, la solicitud de permisos de reconstrucción ha sido un proceso complicado.
“La mayor parte de las reconstrucciones tiene que ver con el papeleo”, explicó Mujamal. Esto implicó ayudar a conectar a los afectados con los recursos financieros que estaban disponibles, así como brindar apoyo emocional mientras se implementan acciones en torno a la reconstrucción.
“Nadie estaba preparado para el COVID-19 entre el proceso de tratar de obtener vivienda”, explicó Baba. “Así que hubo algunos retrasos importantes”, agregó el administrador de Casos de Desastre en Tzu Chi.
Los retos que enfrentó Tzu Chi USA para proporcionar la ayuda requerida a los sobrevivientes de los incendios no detuvieron las acciones de socorro porque—como dice Mujamal—“el amor reina sobre todo”.
Poner de pie a la comunidad
La Maestra Cheng Yen nos dejó una enseñanza cuando predicó que “la verdadera felicidad se mide por el amor, y no por las posesiones de uno”.
Esta frase llena de sabiduría es aplicable a las acciones de Teri y John Rubiolo, una adorable pareja que se mudó a Concow tras jubilarse y que desde un inicio contagió de solidarios actos a los habitantes de la comunidad.
El fuego consumió las posesiones materiales de Teri y John Rubiolo, pero no trastocó un ápice el compasivo espíritu de la pareja. Tras el incendio forestal, cuando les fue posible regresar a su terreno, cobraron una pequeña parte del seguro, lo que les permitió comprar un remolque que utilizaron como residencia temporal.
Miramos los fondos que teníamos porque había un poco de dinero del seguro, pero no mucho. No es suficiente para reconstruir, no es suficiente para hacer nada. Y hablamos de ello, y dijimos: 'vamos a destinar esto a ayudar a la comunidad (...) para ayudar a que se reagrupe y se vuelva a poner de pie.
Teri Rubiolo
Beneficiaria de ayuda
La pareja adoptó una cocina en el vehículo recreativo y desde este sitio cocinaban y entregaban dos comidas calientes gratuitas al día a las familias que se alojaban temporalmente en tiendas de campaña. La solidaridad de los Rubiolo llegó a unos 300 hogares cada mes, en promedio.
Algunas organizaciones de ayuda humanitaria apoyaron las labores de Teri y John Rubiolo desde el momento del incendio en Camp Fire. Con la noble actitud que guía sus acciones, los voluntarios de Tzu Chi proporcionaron ayuda material a largo plazo a la pareja tras el desastre.
A finales de 2019, durante una distribución de mantas ecológicas y tarjetas de débito prepagadas en Concow, Teri expresó emocionada: “Tzu Chi es una organización muy especial para mí. La actitud de los voluntarios de Tzu Chi me hizo sentir cómoda”.
La pareja fue una de las tres familias beneficiadas por la construcción de una casa en el mismo sitio en donde estaban sus hogares antes del fatal incendio.
Mientras Teri y John Rubiolo se entregaron en cuerpo y alma para ayudar a sus vecinos en Concow, Tzu Chi USA, Camp Fire Collaborative y Mennonite Disaster Relief realizaron todas las gestiones financieras y burocráticas para poder restaurar su hogar.
En la primavera de 2022, la pareja recibió su nuevo hogar, una cómoda casa de un piso, con dormitorios, baños, una cocina completa, lavadora y secadora, que tiene grandes ventanas para apreciar los enormes árboles que la rodean y que crean un hermoso paisaje.
A unos cuantos metros de la casa recién construida, se encuentra estacionado el tráiler de Teri y John Rubiolo, en el que ofrecieron más de 10,000 comidas gratuitas a lo largo de tres años. La solidaridad de los Rubiolo llegó a unos 300 hogares cada mes, en promedio.
Junto a la casa y el remolque hay un pequeño espacio de almacenamiento de materiales que fue construido con la ayuda de los voluntarios de Tzu Chi. En ese sitio, Teri almacena los materiales donados y funciona como un centro de distribución para la comunidad.
Un bello día de primavera, John descansaba cerca de la puerta principal de su nuevo hogar, cuando miró con dulzura a su esposa y, visiblemente emocionado, le dijo: “Aquí vamos de nuevo”.
El día de la entrega de su nuevo hogar, Teri expresó su profundo agradecimiento a las organizaciones presentes, destacando cómo la ayuda recibida ha hecho que sus esfuerzos con la comunidad crezcan y se expandan.
“Dios me ha traído a todas y cada una de las personas que necesitamos. No solo para hacer lo que estamos haciendo, sino para crecer para la comunidad y estar accesibles para ellos”, dijo Teri.
Por su parte, el Director Ejecutivo de Tzu Chi Región Noroeste, Minjhing Hsieh, destacó la importancia que tiene asociarse con otros grupos y organismos en las labores humanitarias, como las acciones implementadas para ayudar a los sobrevivientes del Camp Fire.
“La asociación y la colaboración son definitivamente algo muy crucial para ayudar a los supervivientes, y por eso seguimos explorando eso. […] Pero estamos muy decididos; queremos superar los retos, y encontrar la mejor manera de que Tzu Chi pueda ayudar en este proceso de recuperación”, dijo Minjhing Hsieh.
Con humildad, Minjhing Hsieh también mostró su agradecimiento por el “gran equipo” de colaboradores y voluntarios que tiene a su lado. Se trata de una familia que camina junta para poder llevar su gentil ayuda a los más necesitados y que sigue la filosofía de Tzu Chi sobre que ninguna buena acción es demasiado pequeña, cuando se hace con amor y sinceras intenciones.
Nunca pierdas el coraje, ni la fe
Cheryle Harrell es como una madre amorosa para los 137 integrantes que habitaban en una zona de la comunidad de Concow.
Esta cálida mujer sufrió un derrame cerebral en 2017 que le provocó la pérdida de la visión en un ojo y un caminar inestable. En noviembre de 2018, Cheryle también sufrió las consecuencias de Camp Fire y su hogar quedó reducido a cenizas. La pérdida no fue solo individual, ya que la casa de Cheryle era un sitio de encuentro para los miembros de la comunidad.
Tras el fatal incendio, Cheryle vivió en un refugio temporal, mientras veía sus opciones. La mujer juntó sus ahorros y compró una pequeña casa móvil, aunque enfrentó algunas dificultades, ya que necesitaba un generador de energía para mantener la operación y debía gastar cientos de dólares mensuales en combustible.
La ayuda de Tzu Chi para los damnificados del Camp Fire llegó a Cheryle en el invierno de 2019. En ese momento, la mujer recibió suministros ecológicos—linternas solares y cargadores solares—y fue testigo de las nobles acciones por parte de los integrantes de la organización. “Estoy realmente agradecida con los voluntarios de Tzu Chi por su consideración”, expresó Cheryle.
Tal y como enseñó la Maestra Cheng Yen, Cheryle nunca perdió el valor ni la fe, ya que la mujer continuó rezando y cultivando esperanza pese a que sufrió un ataque cardíaco a finales de 2020, e incluso cuando fue testigo de otros dos fuertes incendios que afectaron el área: Bear Fire y Dixie Fire.
En marzo de 2022, el deseo de Cheryle se cumplió cuando los administradores de casos de desastre y varias organizaciones, incluyendo Tzu Chi, terminaron de gestionar la entrega de un nuevo hogar para ella.
Frente a las personas que la acompañaron en la entrega de su nuevo hogar, Cheryle permanecía sentada mirando su casa recién construida cuando, en un momento de máxima emoción, expresó que era “simplemente maravilloso”. En seguida, con un profundo agradecimiento, Cheryle se sinceró: “Creo que nunca me había sentido tan amada”.
De pronto, todo el trabajo y los trámites que implicó gestionar el nuevo hogar de Cheryle valieron la pena cuando ella dijo a sus acompañantes: “Esta es mi casa, esta es mi comunidad, lo que me guste o no me guste en la vida, puedo quedarme aquí y afrontarlo todo en paz”.
“¿Esa casa es mía?”
Como Cheryle, Terri Wynne también sintió mucha paz cuando venía manejando de regreso del trabajo y alcanzó a observar una casa recién construida, con una bella estructura roja y blanca.
Terri enfrentó la muerte de sus padres y de una amiga. Además, el desastre de Camp Fire también le hizo perder su trabajo y pronto terminó por instalarse en una casa de campaña. Aún en estas difíciles circunstancias, la generosidad de Terri permaneció intacta. “Incluso en una situación tan angustiosa, cuando había ayuda externa, Terri siempre pedía que otros que estaban en necesidad más urgente debían ser socorridos antes que ella”, recordó el voluntario de Tzu Chi, Changming Rong.
Un día inolvidable, mientras Terri conducía, se hizo una pregunta: “Hay una casa allí, ¿es mía?”. Al arribar, vio que la esperaban integrantes de Tzu Chi con flores en la mano. Fueron ellos quienes le confirmaron que el bello sitio recién construido era su nuevo hogar. La alegría de Terri iluminó el lugar.
Estas tres casas de Concow para las familias afectadas por el incendio del campamento fueron construidas durante tres años. Cada hogar recibió regalos especiales de Tzu Chi: camas plegables multiuso, polvos multigrano de Jing Si, un libro de aforismos de Jing Si, un aforismo enmarcado y mantas ecológicas. “Aunque solo tres familias aceptaron las casas donadas esta vez, es un hito muy importante y se completa con la cooperación de muchas unidades”, apuntó Minjhing.