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Creando Bendiciones Durante Una Pandemia

Enseñanzas de la Maestra Cheng Yen
Traducido y compilado al inglés por Dharma as Water Team 
Traducido al español por Selene González
Publicación #11

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Cuando damos paso a pensamientos de bondad para ayudar a otros a diario, somos capaces de crear mejores afinidades y de cultivar semillas de bondad

Desde hace varios meses, he seguido las noticias a diario y, a causa de la pandemia de COVID-19, la situación se muestra alarmante; realmente preocupante. Debido a esta emergencia sanitaria, muchos países han cerrado sus fronteras. Las industrias y las empresas se han visto notablemente afectadas, creando un impacto directo a la economía. Sólo podemos llegar a imaginar, cómo es que esto ha traído aún mayor sufrimiento a quienes ya enfrentan dificultades. En medio de la pandemia y durante sus diferentes etapas, los voluntarios de Tzu Chi en Filipinas han ayudado a combatir los estragos de ésta, proporcionando ayuda de emergencia y apoyando a las personas en necesidad.

Durante este tiempo, nuestros voluntarios han llevado a cabo distribuciones de ayuda continuamente. Mientras se realizaban estas labores de socorro, varios empresarios compasivos, quienes también son filántropos, donaron una gran cantidad de artículos de ayuda para que Tzu Chi los distribuyera. Previo a las distribuciones, uno de nuestros voluntarios en Filipinas, el señor Alfredo Li, dijo a quienes recibieron el apoyo: “Pueden venir y recoger los artículos de ayuda y, por favor, traigan bolsas reutilizables. Hay muchas cosas, así que deberían de traer varias”! Así, las personas llevaron consigo bolsas reutilizables de todos los tamaños. Los bienes que recibieron podían permitir a una familia, de cinco o seis miembros, vivir con seguridad durante más de dos meses. Las personas beneficiadas fueron tan felices como los voluntarios, quienes también se sintieron tranquilos de poder aliviar las preocupaciones de aquellos en dificultad, asegurándose de que tuvieran suficiente comida para el mes siguiente. De esta forma, quienes distribuyeron la ayuda, fueron tan dichosos como las personas que recibieron el apoyo. Al tener conocimiento de esto en Taiwán, nos sentimos aún más felices y llenos de gozo por el buen trabajo que se estaba realizando.

Puede decirse que servir a otros es como labrar la tierra. Si un campesino tiene un pedazo de tierra fértil y sabe cómo trabajarla, al preparar la tierra, sabe que debe de comenzar la siembra prontamente, y también sabe cuándo es el mejor momento para hacerlo. De la misma forma, cuando se trata de ayudar a los demás, si contamos con la habilidad y con el momento adecuado, podemos sembrar y cosechar bendiciones. Es como tener un campo para cultivar; si sembramos en el momento apropiado, veremos las semillas crecer gradualmente. A partir de una semilla se pueden producir muchas más y con el tiempo, seremos capaces de cosechar.

Aquellos que ayudan a los demás, en realidad, están sembrando y cosechando semillas de bondad. Las personas que dan de sí para ayudar a otros, crean bendiciones de las cuales brotarán aún más bendiciones. Continuando de esta forma, habrá actos de bondad infinitos. Esto es similar a lo que hace Alfredo Li. Antes de cada distribución, comenta a los beneficiarios que, “No se encontrarán en la pobreza siempre. Así que deben de empezar a crear bendiciones desde ahora”. Él alienta a todos a contribuir, donando monedas para ayudar a las personas en necesidad, y además explica, que sin importar qué tan pequeña sea la cantidad, siempre hará una diferencia.

Esto es como recolectar agua en un cántaro; el líquido acumulado es el resultado de la unión de muchas gotas. Al final, mucha gente puede disfrutar del agua, y gracias a esto, se crean mejores afinidades con los demás. Esto es lo que hacen los voluntarios de Tzu Chi en Filipinas.

Con frecuencia, aliento y alabo a nuestros voluntarios en Filipinas y comparto sus historias con la gente. Al compartir nuestras historias, nos alentamos unos a otros. Cuando se trata de hacer una aportación, sin importar lo poco que demos, ésta sigue siendo valiosa. Si podemos tratar a todos como a un Buda, al ayudar a quienes lo necesitan, entonces es como si hiciéramos una ofrenda al Buda. El Buda nos enseña a servir a la gente y cuando ayudamos a otros, estamos siguiendo las enseñanzas de Buda. En resumen, podemos animar a más personas a ayudar a los demás. Esto es como cultivar semillas de bondad. Así que, recordemos ser como los campesinos y cultivar nuestras tierras con prontitud. De esta forma, lograremos cultivar hermosos campos que cosecharán bendiciones ilimitadas y actos infinitos de bondad.

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