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La Tortuga Agradecida

Traducido por Jebgy Vargas 

Publicación #11

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En la naturaleza, todos los seres tienen su propia forma de vivir. Por ejemplo, las aves construyen nidos, y una vez que las crías nacen, el padre y la madre se toman turnos cuidándolas. Los padres los crían, les enseñan a volar y encontrar comida; la relación entre los padres y sus crías es parecida a la de los humanos. Así como deseamos vivir en condiciones adecuadas, nosotros debemos desear que todos los seres sintientes también puedan vivir en condiciones adecuadas; este es el sentido verdadero del amor. En el Ensayo Sobre la Liberación de la Vida y No Matar del Maestro Lian Chi, hay un cuento que ejemplifica esta idea. 

Una vez, había una pareja que le encantaba comer carne de tortuga. Un día, la pareja compró una enorme tortuga en el mercado. La llevaron a su casa y ordenaron a la sirvienta de la cocina que lo mate y lo sirva de almuerzo. 

La sirvienta miró a esta enorme tortuga, que todavía estaba viva y luchaba por escapar, y pensó: “¿Seré capaz de matar a esta enorme tortuga? Parece que está sufriendo, y está luchando por su vida “. La criada no podía soportar ver su sufrimiento. 

Se puso a pensar: “He matado a muchos otros animales en el pasado, pero hoy, mis amos están haciendo recados, llevaré esta tortuga al estanque y la liberaré. No importa si mis patrones me pegan cuando vuelvan, voy a aguantar cualquier castigo que me den, sin importar el dolor “. Con la decisión tomada, la sirvienta llevó la tortuga al estanque en el patio trasero y la soltó. 

Cuando la pareja volvió a casa ese día, el dueño se sorprendió al descubrir que no había ningún plato de carne de tortuga preparado y preguntó a la sirvienta qué sucedió. “Fui descuidada”, explicó la sirvienta. “La tortuga se escapó y no pude encontrarla”. El amo se enojó tanto que comenzó a azotarla. Cuando se calmó, la sirvienta estaba cubierta de heridas. 

Unos días después, la sirvienta contrajo fiebre a causa de una plaga que cundía por el pueblo. La pareja temía mantenerla en su casa por miedo a que muriera e infectara a alguien más. Pidieron a alguien que la llevara al pabellón junto al estanque para que ella pudiera morir allí. 

La sirvienta no pensó que iba a sobrevivir la noche. Pero esa noche, sintió que algo o alguien salía del estanque. Esa criatura untó barro en su cabeza, cara y cuello. Sintió un enfriamiento y todo su cuerpo se sintió fresco y cómodo. Ella comenzó a mejorar y recuperó la conciencia. Al día siguiente, el amo envió a dos sirvientes para que la vigilen, y descubrieron que ella había recuperado su fuerza. Cuando el dueño vino a verla, comentó: “Estabas al borde de la muerte. ¿Cómo te recuperaste sin tomar ningún medicamento?” La criada respondió: “No lo sé. Anoche, algo salió del agua y untó barro en todo mi cuerpo, cuello, cabeza y cara. Sentí un enfriamiento y luego empecé lentamente a sentirme mejor y me desperté “. 

La pareja no le creyó. ¿Cómo es posible que haya ocurrido un evento tan misterioso? Esa noche, ellos se escondieron detrás de un árbol para comprobar si algo del agua realmente había salvado a la sirvienta. En medio de la noche, vieron a una tortuga salir del agua; se parecía a la que compraron en el mercado y tenía algo en su boca. La tortuga hizo un viaje tras otro, untando algo de su boca en la cabeza, cara y cuello de la sirvienta. Al ver esto, el amo comenzó a creer que los animales son seres sintientes; pueden sentir gratitud y saben recompensar la bondad y el cariño de los demás. A partir de ese día, la pareja no se atrevió a comer tortugas ni a ningún otro tipo de seres vivos. 

En el pasado, había muchos cuentos como este. Mostraban que los animales son como los seres humanos, y las personas tomaban estos cuentos en serio. Estas lecciones los inspiraban a proteger a los animales y a liberar a los animales capturados. En este cuento sobre la tortuga agradecida, la sirvienta trabajaba para su amo, y tenía que cocinar cualquier animal que su amo le diera. Sin embargo, a ella siempre le dio pena los animales que su amo comía y se mostraba reacia a matarlos. Hay muchas personas de buen corazón como esta sirvienta, pero también hay personas que no tienen ninguna reserva en matar animales. Estas acciones de matar crean un karma severo. 

En la vida, siempre debemos cultivar un corazón con amor. Cuanto más matamos, más mala karma creamos. Cuanta más bondad demostramos, más bondad nos volverá. Debemos entonces, en todo momento, albergar un corazón lleno de amor y abstenernos de matar. Nuestra sabiduría crece cuando damos amor, y cuando amamos a todas las personas y a todos los animales, también podemos nutrir nuestra sabiduría. Si podemos ver que todos los seres vivientes son iguales a nosotros, podremos darnos cuenta de la importancia de apreciar y respetar las vidas de todos los seres sintientes. Siempre recuerda esto.

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