En Guatemala, en Centroamérica, la pandemia del coronavirus ha empujado al borde de una seria crisis económica a muchas familias que ya estaban en desventaja. Las organizaciones de caridad no pueden entrar a las aldeas, y los aldeanos no pueden salir a trabajar.
Fundación Budista Tzu Chi | Traducido por Carolina Saheli
Publicación #11
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Antes del brote de la pandemia, el sacerdote Presbítero Luis Felipe Alonso Baeza de la parroquia Inmaculada Concepción de Villa Nueva, llevó a cabo una encuesta por medio de voluntarios haciendo visitas domiciliarias. Villa Nueva, la tercera ciudad más grande en el departamento de Guatemala, está ubicada a 16 kilómetros del sur de la capital nacional, Ciudad de Guatemala. Los voluntarios descubrieron que casi el 10 por ciento de la población eran familias desfavorecidas con necesidad de asistencia e informaron que “de las 1.05 millones de personas, hay alrededor de 100.000 que necesitan ayuda”.
Después del brote de coronavirus, los voluntarios de la iglesia iban a menudo a las aldeas. Una vez vieron una casa con una bandera blanca colgada afuera como una súplica de ayuda. En la casa había una madre con tres hijos; la madre era una asistente en un autobús escolar quien había perdido su trabajo por el cierre de las escuelas.
La pandemia le ha hecho la vida más difícil a aquellos que ya estaban luchando por sobrevivir. La iglesia contactó a la fundación Tzu Chi por medio del señor Oscar de “#Juntos502”, una organización de caridad.
Los voluntarios de Tzu Chi respondieron al pedido inmediatamente comprando los materiales necesarios. Catorce voluntarios de la iglesia y de Tzu Chi se reunieron en la casa del voluntario de Tzu Chi, el señor Chang Tzu-Ren, para empacar los artículos en un espacio iluminado y con buena ventilación mientras que el señor Oscar les proporcionó mascarillas para protegerse.
Los voluntarios prepararon cuidadosamente cada paquete de alivio. Además de incluir arroz y otras necesidades, pusieron tarjetas de recordatorios diarios de la Maestra Cheng Yen y los aforismos Jing Si – esperan traer energía positiva para ayudar a la gente en estos tiempos difíciles.
Después de ser empaquetados, un conductor escogido por el señor Oscar llevó los artículos en camioneta. Al llegar al sitio, los voluntarios de Tzu Chi ofrecieron a todos mascarillas de tela hechas localmente, y les desearon buena salud.
El sitio de distribución se encontraba en el área de Guatemala más gravemente infectado por el virus. Por eso no se permitió entrada a los voluntarios. Por lo tanto, en nombre de la fundación Tzu Chi, Chang Tzu-Ren donó los bienes a la iglesia para que el sacerdote y sus voluntarios las entregaran.
Los paquetes de alivio fueron distribuidos a 502 hogares. Cada familia recibió bolsas de salvado de arroz, arroz, avena, harina, leche en polvo, frijoles negros, y azúcar. Como los voluntarios de Tzu Chi no pudieron participar en la entrega, les recordaron a los voluntarios locales a usar correctamente los equipos de protección personal.
Al ver las fotos y escuchar las palabras grabadas por los voluntarios locales, los voluntarios de Tzu Chi se conmovieron al ver las sonrisas de los beneficiados. Cada paquete estaba lleno de amor y bendición de los voluntarios de Tzu Chi y de todas las personas del mundo entero que quieren ayudar.