Las primeras distribuciones emprendidas por voluntarios de Tzu Chi en Honduras este año ocurrieron por dos semanas durante el mes febrero. Estas ayudas fueron otorgadas a comunidades especiales como con discapacidades visuales.  

La primera comunidad, el distrito Florencia en el norte de Honduras, fue encontrada con la ayuda de una asociación nacional de personas con discapacidades visuales. Debido a la falta de recursos, la asociación no tenía la capacidad de proporcionar mucha ayuda directamente a sus miembros y necesita buscar la asistencia de otras organizaciones. Miembros de Tzu Chi visitaron los individuos en la lista proporcionada por la asociación, y encontraron que en algunos casos, no solamente tenían discapacidades visuales, pero también otros problemas de salud.  

Rápidamente, los voluntarios planearon una distribución para el 2 de febrero. Diecinueve voluntarios distribuyeron alimentos regionales incluyendo arroz, frijoles rojos, harina de maíz, y avena. Con una actitud atenta y cariñosa, los voluntarios facilitaron una distribución eficiente y exitosa para los beneficiaros, quienes tenían problemas de salud y movilidad. Durante cada distribución, voluntarios de Tzu Chi no solamente distribuyen recursos materiales, pero también comparten con los beneficiarios, animándolos a rezar mientras que reciben ayuda, con la esperanza de extender el poder de la bondad en el mundo. 

Al terminal el evento, los beneficiados no solamente expresaron su gratitud a los voluntarios, pero también compartieron sus deseos de poder trabajar y ser más independientes. Tzu Chi sigue en contacto con la asociacíon de personas con discapacidades visuales para continuar a ayudar a estas personas a largo plazo, y tiene la meta de no solamente distribuirles recursos materiales, pero también de buscarles oportunidades y herramientas para trabajar. 

La segunda distribución tomó lugar en una pequeña aldea, Alfonso, en la región noroeste de Honduras, donde la mayoría de la población es de inmigrantes africanos, especialmente los de edad mayor, mujeres, y niños. Muchas de las casas visitadas por voluntarios de Tzu Chi son de chatarra y otros materiales reciclados. Esta aldea ha sido afectada por una epidemia de SIDA y una escasez de acceso a asistencia médica.  

 A pesar de estas dificultades, la aldea mantiene una actitud positiva con mucha música y baile. La aldea brindó una cálida bienvenida a los 57 voluntarios que llegaron el 16 de febrero. El clero que está a cargo de la aldea expresaron a los voluntarios que se ven preocupados de que las organizaciones que vienen a ayudarles tienen propositos políticos en vez de ser caritativos. Los voluntarios les explicaron los orígenes de Tzu Chi, y a través de las actividades de la distribución de alimentos y ayuda, expresaron su propósito sencillo de gratitud, respeto, y amor.  

Estas regiones se beneficiarán con ayuda a largo plazo, así que los voluntarios de Tzu Chi continúan buscando nuevos miembros locales para que su trabajo pueda alcanzar a todos que lo necesitan, y para que la semilla de amor de Tzu Chi Honduras continúe creciendo.