Los médicos y voluntarios de Tzu Chi subieron montañas y atravesaron barrancos para adentrarse en lo más profundo de zonas afectadas por desastres; realizando cirugías en pacientes en mesas de operaciones deterioradas en un hospital rural en Bolivia. Inspeccionaron, escucharon, preguntaron y tomaron pulsos, aliviando así enfermedades persistentes, lograron que un anciano en muletas se pusiera de pie nuevamente gracias al tratamiento de acupuntura en una carpa médica improvisada en Haití. El equipo médico perseveró a pesar de los peligros y obstáculos, viajando hasta los pueblos y ciudades de México que fueron devastados por un terremoto, realizando ocho viajes en tres años y atendiendo a 25,000 pacientes. 

Con estos grandes esfuerzos internacionales de las clínicas gratuitas, los médicos de TIMA USA cruzaron fronteras para sanar las enfermedades del cuerpo, así como brindar apoyo y curar las heridas del corazón. En Canoa, Ecuador, la zona más afectada después del terremoto, Tzu Chi ayudó a reconstruir la Parroquia San Andrés y organizaron clínicas gratuitas para sobrevivientes de diferentes credos y religiones. Mientras que en Honduras, Tzu Chi organizó visitas exhaustivas a familias compadeciendo de enfermedades y de pocos recursos, TIMA también estableció una clínica local para brindar atención a largo plazo. Por otro lado, en la Escuela Tzu Chi en la República Dominicana, organizaron clínicas dentales gratuitas a largo plazo para atender la salud bucal de los niños y así crear más sonrisas brillantes en cada uno de ellos. 

A través de las clínicas gratuitas internacionales, el espíritu de Tzu Chi continúa propagándose en las almas vivientes y ha arraigado y florecido en todos los rincones del mundo.